Polinizadores

Uno de los mayores retos que deberá afrontar la humanidad en los próximos años consiste en asegurar la provisión de comida para una población mundial que sigue creciendo a una tasa alarmante. El consumo de alimentos de origen vegetal constituye la fracción más importante de la dieta de la mayoría de las personas. Precisamente, la producción de alimentos de origen vegetal, depende en gran medida de la polinización por animales. La polinización por medio de animales es uno de los servicios más importantes provistos al ser humano por los ecosistemas naturales. Este servicio ecosistémico es brindado principalmente por animales silvestres y es esencial para asegurar la sustentabilidad de las actividades agrícolas y para suplir las demandas crecientes de alimentos. Sin embargo, el cambio climático, mediante modificaciones en las temperaturas y en los regímenes de precipitaciones podría afectar en gran medida la riqueza y abundancia de polinizadores y, por lo tanto, la provisión de este servicio tanto en los ecosistemas naturales como en los manejados.


PAPEL POLINIZADORES EN LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

Recientes estudios han revelado que entre el 74 y 84 % de plantas cultivadas como alimento para el hombre dependen en cierto grado de los polinizadores para la producción de frutos o semillas. Aunque en términos de volumen, solamente el 35% de la producción de alimentos a nivel mundial, provienen de cultivos dependientes de polinizadores, estos cultivos tienen un papel esencial al suministrar una gran variedad de alimentos necesario para el bienestar humano.

Uno de los indicadores de la actividad de los polinizadores en los ecosistemas es la frecuencia de plantas con limitación por polen, es decir, plantas cuya capacidad reproductiva se encuentra limitada por la cantidad y calidad de polen que reciben. En comunidades naturales, más del 62% de las especies de plantas presentan limitación por polinización. Además, existen muchas especies de plantas que no podrían reproducirse en ausencia de polinizadores y otras solo podrían hacerlo parcialmente.


CRISIS GLOBAL EN LA POLINIZACIÓN

El rápido y constante crecimiento de la población humana ha reducido la cantidad de hábitats naturales, debido entre otros factores, a una creciente demanda de áreas productoras de alimentos, lo que genera una gran presión sobre el servicio ecosistémico de polinización. Actualmente, el cambio de uso de suelo (principalmente de bosque a uso agrícola o urbano), invasión de especies exóticas y uso intensivo de pesticidas y herbicidas figuran entre los principales factores que afectan profundamente la diversidad y distribución de especies, así como el funcionamiento de los ecosistemas y los servicios ecosistémicos, entre ellos la polinización.
El cambio de uso de suelo y la subsecuente reducción y fragmentación de hábitat son la principal amenaza para los polinizadores naturales. Un reciente meta-análisis de la respuesta de las abejas, el principal grupo de polinizadores, a los disturbios antropogénicos (fuego, agricultura, ganadería, pesticidas, tala y pérdida de hábitat) muestra que hay un efecto general negativo de los disturbios sobre la diversidad y abundancia de abejas.

Se han documentado la disminución de polinizadores y cambios en la composición y estructura de las comunidades de abejas debidos a la fragmentación de hábitat y la urbanización. Sin embargo, ciertas especies o gremios de polinizadores responden de forma distinta al disturbio. Un ejemplo es lo que ocurre que Reino Unido, donde la diversidad y abundacia de polinizadores disminuye cuanto mayor sea el grado de urbanización, pero al mismo tiempo algunas especies de abejas son favorecidas.

Por otro lado, se ha documentado que la proximidad a bosques naturales promueve la abundancia y diversidad de polinizadores en sistemas agrícolas, e incrementa la productividad de cultivos, lo que muestra que los polinizadores dependen de hábitats naturales posiblemente para anidar y obtener otros recursos, y que habrá un requerimiento mínimo de éstos en el paisaje para un adecuado servicio de polinización.

Las especies de insectos introducidas pueden tener efectos negativos en los polinizadores nativos.
Cerca de 20 especies de abejas solitarias (Nomia, Osmia, Megachile) y sociales (Apis y Bombus) han sido introducidas fuera de sus rangos nativos por liberaciones intencionadas y por el comercio de colonias, 18 de las cuales se han establecido exitosamente. Las especies de abejas introducidas pueden competir por recursos con las abejas nativas.

Por otro lado, las especies de plantas introducidas también pueden afectar las poblaciones de polinizadores. Éstas pueden ser más atractivas y producir más néctar o polen que las nativas, lo que podría afectar positivamente a las especies de polinizadores que las utilizan. Sin embargo, al desplazar especies de plantas nativas, las plantas invasoras disminuyen la cantidad de recursos para otras especies de polinizadores nativos o recursos que estarían disponibles en otras temporadas del año. Por lo tanto, es
difícil predecir los efectos de plantas introducidas, ya que éstos pueden diferir según la especie de que se trate.


EFECTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA INTERACCIÓN PLANTA-POLINIZADOR

El panel intergubernamental sobre el cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha pronosticado un incremento en la temperatura global entre 1.1 °C y 6.4 °C durante este siglo. Se espera que conforme aumente la temperatura, la distribución de las especies cambiará hacia mayores latitudes o altitudes. Se ha encontrado que algunas plantas, mariposas y aves se han expandido hacia los polos debido al cambio climático. Sin embargo,  un grupo de científicos has establecido que el cambio climático probablemente sea la mayor amenaza a la biodiversidad mundial, pronosticando la extinción del 18-35% de las especies al 2050 dependiendo del escenario.

La interacción planta-polinizador puede ser especialmente vulnerable al cambio climático si las especies involucradas responden de manera diferencial a los cambios en la temperatura por lo que se espera que el cambio climático provoque desajustes temporales en la interacción entre ambos. Por ejemplo, alrededor de 500 especies de plantas de Massachusetts, Estados Unidos, han adelantado su floración comparada con la de hace unos 150 años. Asimismo, temperaturas más calientes están correlacionadas con una actividad más temprana en la actividad de algunos insectos polinizadores. Por ejemplo, ciertos estudios indican que los cambios fenológicos en varias especies de abejas están sincronizados con las plantas que estas visitan. Sin embargo, en algunos casos, como en los polinizadores Apis mellifera y Pieris rapae, han experimentado un mayor avance fenológico que las plantas, lo cual ha provocado un desajuste temporal con algunos de sus recursos florales.

El efecto del cambio climático en los polinizadores dependerá de su tolerancia y plasticidad a cambios de temperatura y dieta. Sin embargo, es escasa la información sobre tolerancia o plasticidad de casi todas las especies más importantes de polinizadores. Algunos expertos sugieren que aunque en los trópicos se espera que el cambio climático sea menor, las alteraciones en los regímenes de precipitación y temperatura podrían afectar más severamente a los polinizadores tropicales debido a que son más sensibles a cambios en la temperatura que los polinizadores de mayores latitudes.

El IPCC también ha reportado cambios en la frecuencia e intensidad de precipitación, lo cual provocaría sequías en diversas partes del planeta y grandes impactos económicos debido a la pérdida de cosechas. La sequía puede disminuir la cantidad de flores, provocando disminuciones en los recursos disponibles para los polinizadores y por consecuencia una reducción en la frecuencia de visitas florales. Además la sequía podría disminuir la viabilidad del polen e incrementar el aborto de semillas, provocando una reducción en la producción de frutos y semillas de las plantas.

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