Usos del suelo en relación a la protección de las abejas


Para proteger a las abejas es de gran importancia proteger también el suelo, ya que es la base de todo ecosistema y en el que viven las abejas no es ninguna excepción. Las abejas necesitan a las plantas para alimentarse de su néctar, que es un jugo azucarado que está en la flor, y es el principal alimento de la colmena. En tanto el polen es un reservorio de proteínas.
“Lo que ocurre es que las sequías y los aumentos constantes de temperatura hacen que las plantas se estresen, con lo que cambia la fisiología de la especie. Esta se empieza a comportar de manera distinta, y por lo tanto, no produce el néctar”, señaló el experto que trabaja con 27 apicultores que mantienen entre 7 a 400 colmenas.
Una de las soluciones puede pasar por utilizar abonos verdes, que son plantas, que no cultivamos para obtener un fruto, sino que realizan una función de fertilizante natural, así como el estiércol, que es el fertilizante orgánico por excelencia debido a su alto contenido en nitrógeno y en materia orgánica. Ambos abonos han sido utilizados desde la antigüedad para restaurar los niveles de nutrientes de los suelos agrícolas con resultados de gran efectividad.
Además también se puede hacer uso de unas cubiertas que protejan el suelo de que lo pisen el ganado y permite que empiecen a resurgir las primeras plantas para que repueblen el suelo.
Otra forma de proteger el suelo y evitar que se agote es usar la rotación de cultivos, que consiste en alternar plantas de diferentes familias y con necesidades nutritivas diferentes en un mismo lugar durante distintos ciclos, y dejando una parte del huerto sin cultivar. De esta manera se evita que el suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un tipo de plantas se perpetúen en un tiempo determinado.
Estos tres métodos ayudan a la protección del suelo y a mantener la edafodiversidad, lo que permite que crezcan mas plantas mas fuertes y más variadas. Que al final repercute en las abejas mejorando su fuente de alimentación.

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Estructura de las abejas

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Las abejas se distinguen de las avispas apoideas por los pelos que cubren su cuerpo que, en el caso de las abejas, son plumosas y ramificadas. Las hembras de la mayoría de las abejas tienen órganos para transportar el polen, llamados escopas o corbículas, generalmente en las patas posteriores o en la región ventral del abdomen. También hay diferencias en la distribución de las venas de las alas posteriores. En las hembras, la séptima lámina abdominal dorsal está subdivida en dos. Una abeja tiene un par de ojos compuestos, que ocupan gran parte de la cabeza. Entre ellos hay tres ocelos u ojos simples, cuya función es determinar la intensidad de la luz. Las antenas llevan un gran número de órganos de los sentidos: quimiorreceptores, órganos del olfato y el gusto. También pueden percibir los movimientos del aire, lo cual les permite escuchar algunos sonidos de baja frecuencia. Las piezas bucales son chupadoras, masticadoras. La larga lengua les permite libar el néctar y las mandíb
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Depredadores de las abejas

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En primer lugar, entre los invertebrados nos encontramos con insectos como los avispones, hormigas o arañas grandes (como la araña tigre). Las arañas acechan a las abejas adultas, algunas esperan para que las forrajeras lleguen a una flor y otras cazan las abejas con sus telas. El ácaro saltarín vive dentro la entretapa de la colmena y se alimenta de las adultas. Otra cazadora son los pseudoescorpiones. Además, nos encontramos con mantis religiosas o especies concretas de avispas como la avispa asiática. También destaca el escarabajo pequeño de colmena, una plaga que afecta drásticamente a la cría de las abejas y sus productos, ocasionando graves pérdidas, aunque probablemente el enemigo que cause las mayores pérdidas en la colmena en todo el mundo es la forma larval de la polilla mayor de la cera.   También son depredadores las aves insectívoras como el abejaruco (ave rapaz), algunos pájaros africanos indicadores o las papamoscas, que encontramos en algunas zonas de Europa. H
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Enfermedades y parásitos de las abejas

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Los apicultores se encargan de inspeccionar colmenas buscando indicaciones de enfermedades, pestes y parásitos.     Ácaros: Varroa destructor: es un ácaro que ataca a las abejas de la miel ( Apis cerana y Apis mellifera ). La enfermedad que causan se llama varroasis. La Varroa solo puede reproducirse en una colmena de abejas. Se agarra al cuerpo de la abeja y la debilita absorbiendo su hemolinfa. En el proceso, un virus del ARN como el “virus de ala deformada” (DWV) son transmitidos a las abejas. Una plaga o invasión grave lleva a la muerte de toda la colonia, normalmente a finales de otoño y principios de la primavera. La Varroa es el parásito con mayor impacto económico en la industria apícola. Puede considerarse un causante del “trastorno del colapso de las colmenas”. Hongos:     Ascosphaera apis suele aparecer durante la primavera, pero sus síntomas pueden verse a lo largo del año. Las esporas del hongo se mezclan con el alimento de las larvas, que acaban siendo
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